Así empezó nuestro día más largo
Eduardo de Guzmán
Viernes, 17 de julio de 1936
Son las cinco de Ia tarde, hora expectante y magica de clarines, timbales y sangre no sólo en Ia tauromaquia, sino en Ia vida toda de España, cuando recibimos la primera noticia de que Ia lucha ha comenzado. No nos sorprende en absoluto, porque hace meses que esperamos un pronunciamiento y dias que lo sabemos inminente. En realidad, hace ya cinco jomadas que ninguno de los diez periodistas que en esta tarde de bochorno estival nos hallamos en el bar del Congreso hemos dormido cuatro horas seguidas, interrumpido siempre nuestro descanso por algún rumor sensacional. Cada dia se anuncia con mayor insistencia que Ia vispera una sublevación militar y es preciso pasarse Ia noche en vela pendiente de los telefonos, yendo de un lado para otro, atentos a confirmar o desmentir los multiples bulos que circulan. Aunque no pase nada en la noche que termina, todo puede suceder en Ia manana que alborea y quien se tumbe despreocupado a descansar siete u ocho horas puede encontrarse al despertar con un cambio completo en el panorama nacional. No es extraño, pues, que cansados y somnolientos se nos cierren los ojos y apenas tengamos ganas de seguir haciendo cabalas y pronósticos sobre el desenlace de la tensa situación planteada.
De repente, la presencia de Indalecio Prieto disipa nuestra modorra y nos pone en movimiento. La aparición del líder socialista nada tendría de extraña en circunstancias normales, pero si cuando el Parlamento ha suspendido sus sesiones y desde que el miércoles celebró su dramática reunión la Comisión Permanente, el viejo palacio de la Carrera de San Jerónimo aparece casi desierto. Segundos despues, rodeamos a Prieto en uno de los pasillos. Don Inda -cara redonda, párpados carnosos, ojos de miope- tiene un gesto de honda preocupación en el semblante. Nos conoce a todos y se anticipa a las preguntas que tenemos en la punta de la lengua.
-Vengo -dice- a reunirme con la Ejecutiva del Partido Socialista.
Hace una breve pausa como si necesitara tomar aliento; luego, dejando caer con lentitud las palabras, añade:
-La guarnición de Melilla se ha sublevado esta tarde. Los trabajadores están siendo pasados a cuchillo...
Mientras habla llegan jadeantes por el calor y las prisas otros miembros de la ejecutiva socialista. A Prieto le urge reunirse con ellos y se va sin contestar a nuestras preguntas sobre detalles de lo ocurrido. Es posible que no los conozca o prefiera comunicarselos a sus compañeros de partido. En cualquier caso, los detalles son secundarios. Lo importante es la noticia en si.
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